Ha llegado el día, aun ni
me lo creo.
Me despierto por la
mañana con nervios en el estómago de no saber lo que me espera en estos 3 meses.
Llegan las 11 de la mañana, Raquel (mi compañera
de Aventura durante la estancia en Varsovia, más adelante os contare más sobre
ella) y yo nos dirigimos al aeropuerto.
Una vez allí los nervios
aumentan, facturamos las maletas, pasamos el control de policía y después de
esperar mucho, nos dirigimos a la puerta de embarque.
Ahora sí que siiiiiii,
que empiece la Aventura.
Durante el vuelo tenemos
vistas maravillosas, ya que pasamos por los Alpes y gran parte de Europa.
Después de 3 horas de vuelo por fin aterrizamos en tierras polacas.
Al llegar, para nuestra sorpresa, encontramos el puesto de las maletas bastante rápido, cogemos un taxi y en 40 minutos aproximadamente llegamos al apartamento.
Todo demasiado fácil la
verdad.
Una vez en el piso, nuestro
compañero Martí (también hablare sobre el mas adelante) nos explica un poco de
cosas sobre el apartamento y nos acompaña al centro comercial, que tenemos al
lado de casa, para comer algo.
Cuando volvemos al piso, deshacemos
las maletas (un poco caos ese momento) y nos vamos a dormir, que estamos
agotadas de todo el día de viaje.
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