viernes, 19 de abril de 2019

¡Maldita locura!

Es la primera vez que vivo sola, sin nadie que me diga a cada segundo como hacer las cosas, me pregunte de dónde vengo, a donde voy y con quien, en definitiva sin la familia. 

Que al fin y al cabo son los que más encima de ti están, los que más aborreces cuando los tienes 24h contigo, pero aquí me he dado cuenta que también son a los que más echas de menos cuando los tienes lejos. Porque al final son los que siempre, siempre, van a estar para todo cuando y donde sea.

Bueno y después de este inciso melancólico, voy a contaros un poco lo que sucede, al menos en mi caso, cuando te vas a vivir fuera de casa, con personas de más o menos tu misma edad y las mismas locuras en la cabeza que tú.

Voy a empezar diciendo que no podíamos a ver elegido mejor piso para vivir, sí que es verdad que está un poco alejado del centro, pero eso conlleva también más tranquilidad.  El apartamento está situado en “mondor” así lo denominan los polacos porque hay un montón de oficinas, pero debido al crecimiento del centro de la ciudad, con grandes edificios y mejor comunicación para acceder a ellos, la mayoría se han desplazado allí.

El apartamento en si es pequeño, tiene lo indispensable para sobrevivir, así que con eso nos apañamos. Mi habitación está muy chula, al compartirla con Raquel nos hemos hecho como una zona de estar y la otra parte con la cama para dormir. En definitiva nos ha quedado un cuarto bastante “cuqui”.

Bueno una vez puestos en situación os voy hablar de la convivencia. Al principio tenía incertidumbre de cómo sería convivir con 3 personas, cada una con sus manías con su forma de ser… y la verdad me he llevado una grata sorpresa.


Con Beatrice, la chica italiana, tenemos una relación cordial, nada más allá de una convivencia, ya que como los otros tres somos españoles como que hemos congeniado más, pero es muy agradable y estamos muy a gusto.

 Con Martí y Raquel es totalmente diferente, en ellos he encontrado la manera de evadirme de todo, cualquier preocupación, cualquier pensamiento negativo, cualquier momento de bajón, con ellos se desvanece. 













No hay día que no tengamos algún momento de risas hasta dolernos la barriga, de situaciones que nos lleven a la locura más extrema o simplemente de charlas hasta las tantas de la madrugada.

Entre semana estamos cada uno a lo suyo, Raquel y yo atareadas con las practicas, el cursillo de inglés, hacer cosas de casa… y Martí con la universidad.

 Aunque cuando llega el fin de semana todo cambia… Los viernes se han convertido en un ritual de Vodka (hay que probarlo todo en esta vida y más aquí que hay variedad de todo), juegos de cartas, poemas y risas aseguradas.

Los sábados  y domingos intentamos hacer cosas diferentes, descubrir restaurantes  nuevos, hacer un poco de turismo, hacer la compra semanal (siempre acaba siendo una aventura, porque Martí y yo lo miramos todo y lo probaríamos todo  y Raquel pone un poco de orden), descubrir lugares de ocio o simplemente estar de relax.

Gracias a Kacper (nuestro amigo polaco que os nombre en posts anteriores) hemos probado platos típicos polacos, como la sopa “Zurek”, los “Pierogui” que son como unas empanadillas rellenas de carne, verduras, queso entre otras cosas, también he probado el “Sernik”, la típica tarta de queso polaca (deliciiosaa). Lo bueno de juntarse con kacper es que tenemos un guía particular y nos cuenta curiosidades de la ciudad y también nos explica peculiaridades de los monumentos y de las cosas históricas.

Con Raquel también hemos salido de fiesta y la verdad es súper divertido porque te encuentras a mucha gente de erasmus y hay un ambiente genial, y lo mejor es cuando te encuentras españoles, que parece que estas un poquito más en casa.


En definitiva estoy muy a gusto y me siento afortunada de estar compartiendo esta experiencia con dos personas como son Martí y Raquel y todas las demás que voy conociendo cada día que pasa, y espero compartir muchos más momentos con ellos.

lunes, 15 de abril de 2019

Cambios, Sensaciones, Curiosidades...


Después de casi un mes en esta ciudad, me gustaría compartir con vosotros (desde mi punto de vista, eso no quita que otra persona pueda tener otra opinión), cambios, sensaciones, curiosidades, que voy descubriendo día a día.

Por una parte me gustaría destacar que los polacos (al menos con los que he tratado yo) son muy educados y muy correctos, también son un poco más fríos en comparación con los españoles, pero también tienen sus puntos graciosos. 


Por otro lado son muy obedientes con los semáforos peatonales, eso sí cuando conducen les da todo igual ellos tiran,  si estas cruzando la calle ya te apartarás (me ponen negra). He llegado a la conclusión que tienen otras normas de conducción porque depende de para qué dirección van se saltan el semáforos y si no lo respetan, eso es algo que todavía me queda averiguar. 

En definitiva son muy agradables y atentos, siempre intentan ayudarte en todo lo que necesitas.


En referente a la ciudad, es PRECIOSA y aun teniendo alrededor de 1.700.000 habitantes, no es para nada agobiante gracias a sus amplias calles, sus grandes zonas verdes y su buena distribución. 



Gracias a la eficiencia del transporte público puedes acceder con facilidad a casi cualquier punto de la ciudad, eso hace que no necesites para nada tener coche propio y disminuir así, en su cierta medida, la contaminación ambiental.



Lo que más me gusta es que no deja de sorprenderme, cada día descubro rincones que me encandilan más, pero sobre todo lo que más me impacta es la combinación de rascacielos, zonas residenciales, el río, montones de parques, (entre otras cosas que me quedan por descubrir) complementados de maravilla.


Aparte de sorprendente es inesperada, ya que puede hacer un sol impresionante por la mañana, como ponerse a nevar a las 4 de la tarde. O estar 3 días con temperaturas como si fuera verano y al día siguiente volver a menos dos grado. 


Pero así es esta ciudad, es parte de su encanto.


También es importante indicar que es una ciudad que ha pasado muchas penurias a causa de la guerra y ha sido reconstruida en un 90%, por lo que quedan pocas zonas antiguas. Aun así  sus calles y sobre todo el casco antiguo sigue con su esencia.

Por otro lado también tiene su parte moderna y empresarial gracias a todas aquellas organizaciones que disponen de grandes oficinas en la ciudad. En el centro de la misma se encuentran importantes compañías como, Samsung, Axa, Huawei, JP Morgan, entre muchas más.



En mi opinión considero a Varsovia como una clara ciudad en expansión y que tiene mucho que aportar a los demás países de la Unión Europea.











viernes, 12 de abril de 2019

Vida en la Oficina


 Como os comenté en posts anteriores, os voy a contar con más detalle en que consiste mi trabajo en el Leonardo Royal Hotel. 

Estoy en el departamento de reservas, este está dividido en dos tipos, los que se encargan de las reservas para empresas (para conferencias, reuniones entre otras) y los que gestionan las reservas a particulares.

Yo gestiono el segundo tipo, normalmente lo primero que suelo hacer es imprimir la “cheklist”, en ella están apuntadas todas cosas que tengo que hacer cada día, como rutina, complementadas con muchas más que me puedan mandar, pero es una especie de seguimiento para habituarme a lo que tengo que hacer diariamente.

Por ejemplo imprimir la “Complementary Report”, donde aparecen las reservas que tienen algún error o necesitan revisarse por algún motivo, una vez impresa, se archiva y hasta el día siguiente. 

Seguidamente tengo que comprobar que las reservas, que hay para el día en que me encuentro, sean las mismas en el sistema “Optima” (el programa de gestión que utilizan) y en las webs de las compañías en las que los huéspedes han realizado la reservas (Booking, HRS, Expedia Loging, Agoda…). 


Una vez comprobado que esté todo correcto, tengo que comprobar que todas las reservas del sistema, (para el día siguiente) están clasificadas según la forma de pago de la reserva (directamente paga el cliente, el cliente paga a la compañía  y luego la compañía nos paga a nosotros… según unos varemos se pone un código u otro).

Una vez comprobado que todo está correcto miro el e-mail, allí es donde todos los cliente mandan todo tipo de información para realizar cualquier tarea. 

Por ejemplo yo suelo entrar reservas individuales, reservas en grupo, enviar ofertas vía e-mail (tanto en polaco como en inglés), hacer facturas proforma (solo de aquellas reservas que así lo soliciten los clientes), enviar cartas de confirmación con el número de reserva, intentar responder a las dudas de los clientes (cada vez me voy soltando más y me contestan dirigiéndose a mí  por mi apellido “Mrs Pérez” me pusieron el otro día , la verdad que ahora ya me he acostumbrado pero al principio me hacía ilusión) y en resumen eso es lo que suelo hacer diariamente, contando siempre con las determinadas situaciones que se pueden dar dependiendo de cada cliente y cada compañía.

Las días se me pasan volando, la verdad es que estoy muy a gusto, me gusta lo que hago y el ambiente de trabajo es muy alegre así que se hace todo mucho más ameno.

Cada día que pasa me alegro más de a ver tomado la decisión de realizar las prácticas en el extranjero, ya no solo a nivel profesional si no a nivel personal. Porque no sabes hasta dónde eres capaz de llegar hasta que te encuentras en la situación extrema de tener que sacarte las castañas del fuego tu solito.

Así que si en algún momento os encontráis con la oportunidad de realizar una experiencia erasmus, desde mi humilde opinión y solo llevando tres semanas y media fuera, os animo a que lo hagáis.

miércoles, 10 de abril de 2019

Nadie dijo que fuera fácil


Empieza la segunda semana y poco a poco se va encarrilando todo, tanto Raquel como yo estábamos de acuerdo que estábamos hechas con la ciudad y que pocas dificultades podríamos encontrarnos (pobres ilusas). Hasta el día que decidimos sacarnos la tarjeta del transporte público.
Sé que muchos pensaréis, “Que complicación si solo es sacarse una tarjeta”, y eso pensábamos nosotras hasta que nos pusimos manos a la obra para conseguirla.
Primero de todo necesitábamos encontrar un lugar dónde hacernos fotos de carnet, le preguntamos a nuestras tutoras de prácticas si sabían de algún sitio cerca del centro y nos dijeron que sí, que en el Centrum (que es donde está la estación central de metro y de tren) seguro encontrábamos uno.

Nosotras todo convencidas de que no sería demasiado difícil encontrar un fotógrafo o ni que fuera un fotomatón. Pues después de preguntar a varias personas, recorrernos todo el centro comercial de Centrum y la estación de tren, (después de 1h buscando, desesperadas estábamos ya) en una esquina de los callejones del metro había una tienda con un letrero enorme que ponía FOTO (¡¡¡Esa es la nuestraaaaa!!!). 
Por suerte nos atendió una chica muy maja que sabía inglés y nos sacó las fotos.
Primera cosa conseguida.

Vamos a por la segunda.

En Varsovia si eres estudiante te hacen un 50% de descuento en la tarjeta, pero para eso evidentemente tienes que demostrarlo. 
Así que como somos extranjeras teníamos que sacarnos la tarjeta de estudiante, que te la hacían en un pequeño establecimiento al lado de una de las universidades de la ciudad, hasta ahí todo fácil.
El problema vino cuando miramos el reloj y quedaban 40 minutos para que cerrarán y nos encontrábamos a 35 minutos de allí, eso si no nos perdíamos. Efectivamente, cogimos un autobús para ir hasta “Almantur” (la oficina donde hacían la tarjeta de estudiante) y a la tercera parada nos dimos cuenta que nos habíamos equivocado de autobús.

A todo esto el reloj corría y ya solo nos quedaban 30 minutos para que cerraran, bueno miramos el GPS y la próxima parada del autobús que nos llevaba, estaba a unos 20 minutos andando y una vez en el autobús llegábamos en 4 minutos (según google). A todo esto llegamos a la parada del bus y venía con 10 minutos de retraso, nuestro pensamiento fue, “evidentemente no llegamos, pero bueno ya que estamos, vamos a intentarlo”.

Total nos subimos al autobús, bajamos, echamos a correr y llegamos a menos 3 minutos de que cerraran. Entramos al establecimiento jadeando a causa del sprint y efectivamente el chico nos dice que van a cerrar, pero para nuestra sorpresa y siguiendo la regla de que los polacos son más majos que las pesetas, nos hizo las tarjetas.











Segunda cosa conseguida y sólo nos quedaba la última pero la más importante, encontrar la estación de metro dónde hubiera una oficina en la que hicieran la tarjeta. Bueno está parte, después de toda la tarde pérdida, fue la más fácil.

Llegamos a la estación de metro, encontramos la oficina, nos tomaron los datos y todo lo que necesitaban y por fin ya  teníamos oficialmente la tarjeta para el tranvía, metro y autobús para los tres meses.









Nadie dijo que fuera fácil pero quien la sigue la consigue.

martes, 9 de abril de 2019

Conociendo nuevas culturas


Por fin llega el fin de semana, es viernes y tengo incertidumbre (y unas ganas inmensas de ver lo que se cuece en la noche polaca) de conocer como se lo pasan los jóvenes Varsovianos, así que quedo con Bárbara y Marilú y vamos en busca de algún club o discoteca. 

En cuanto nos adentramos en la calle donde se concentran los lugares más frecuentes para pasarlo bien, nos encontramos con un grupo de chicos que nos dieron 3 pases anticipados para entrar a la discoteca “Opera” (y como tampoco conocíamos ninguna pues para allí que nos fuimos).
En mi opinión, por una parte el local en si súper bonito ya que su decoración y construcción están inspirados como en las antiguas catacumbas romanas y es bonito de ver la verdad. Por otro lado la música bastante monótona, pero bueno para pasar un rato tampoco está tan mal. Y por último el ambiente en si me gustó ya que va bastante gente que también está de Erasmus y te puedes comunicar (porque en polaco está un poco difícil).

El sábado por la mañana me dedico a limpiar el apartamento en profundidad y a poner un poco de orden. También me tomo un tiempo de relax, ya que con tantas emociones y sensaciones nuevas, se necesita un tiempo para acabar de procesarlo.

Y con las pilas cargadas y con ganas de conocer y aprender cosas y gente nueva llega la tarde/noche y Martí nos propone a Raquel y a mí de quedar con Kacper, un amigo suyo Polaco que ha conocido en la universidad y así poco a poco vamos conociendo a más gente.

Martí propuso ir a un restaurante de típica comida Georgiana (ya que es totalmente fan de uno de sus platos estrella “Khachapuri”) y Kacper nos recomendó uno que estaba justo en el centro, así que cogimos el metro y nos dirigimos hacia allí. 



 







Fue una velada muy agradable. Por un lado conocí más a mis compañeros de piso, (aunque con Raquel tengo más trato porque compartimos lugar de prácticas y alojamiento) y me lo pase genial.


Martí tiene un sentido del humor muy parecido al mío así que estando con él es difícil aburrirse, a parte, el ha hecho erasmus anteriormente así que sabe lo que es vivir esta experiencia y me sirve un poco como de “voz de la experiencia”.

Con Raquel es todo muy fácil (aunque al principio tuviera un poco de agobio por pasar tanto tiempo juntas) nos complementamos muy bien, y la verdad que es un gran apoyo, porque al estar compartiendo está etapa nos entendemos mutuamente.
Y por otro lado Kacper un chico muy majo, muy educado y muy agradable, lo mejor es que sabe español, ya que empezó a estudiarlo en bachillerato y luego también hizo un erasmus es España (vamos que si no fuera por el acento parecería Español).

Fue muy ameno por que estuvimos debatiendo sobre las dos culturas, sus grandes diferencias, los inconvenientes o ventajas de cada una de ellas (según nuestro punto de vista) entre otras cosas.



Después de una gran cena tanto por la comida como por la compañía nos fuimos para casa.


Para completar el fin de semana, el domingo Raquel y yo fuimos a visitar “Łazienki Park”, uno  de los más grandes de Varsovia (aunque son todos ENORMES) y en él se encuentra un gran lago y el “Palacio Belvedere”, aparte de una gran vegetación.


Y con esto finalizó mi primer fin de semana en Polonia.

domingo, 7 de abril de 2019

Adaptándome


A medida que van pasando los días me voy adaptando a la ciudad y a la nueva rutina. 

Cada vez me cuesta menos levantarme  tan temprano, ya casi domino el transporte público y apenas utilizo el GPS (siempre y cuando no vaya a otro sitio que no sea el hotel jajaja), en las prácticas me voy soltando más, voy cogiendo más confianza con el inglés, poco a poco voy aprendiendo palabras polacas (Dzień Dobry – Buenos días, aunque yo lo utilizo para todo; Do widzenia – Adiós; Tak – Sí; Nie – No; Dziękuję – Gracias; Dobrze – Bien) y también haciendo migas con mis compañeros de piso y conociendo a gente nueva.


Al salir de prácticas suelo aprovechar las pocas horas de sol que quedan para visitar un poco más la ciudad y hacer un poco de vida social.
















La primera semana visité el Palacio de Cultura que es uno de los edificios más destacados del centro de Varsovia por su estilo soviético, ya que está ubicado en medio de modernos  rascacielos dedicados a las diferentes actividades empresariales de la ciudad.





















También encontré el “Saxon Garden”, mi parque favorito hasta ahora, es uno de los más antiguos de la ciudad, ya que en sus orígenes era el jardín de un palacio de los reyes de la época. Junto a él se encuentra la “Plaza Piłsudski”, en la cual estaba situado el palacio, y quedan algunos restos, que los polacos lo denominan El Monumento al Soldado Desconocido, ya que representa a todos aquellos soldados que murieron en la guerra y no han podido encontrar sus cuerpos. 



El día que pase por  allí estaban enterrando a un Jeque árabe, debía ser importante porque había un montón de militares en formación, coches de policía escoltándolos y habían calles cortadas para que pasarán ellos, fue bastante curioso.





A finales de semana fui a un bar (con Raquel mi compañera de piso, Marilú una chica que también hace prácticas en el hotel y con Bárbara otra chica de Aragón que también venia de Erasmus a Varsovia y nos pusimos en contacto con ella), a probar la típica cerveza Polaca (más grande que yo) y a conocer un poco el ambiente Varsoviano.

En definitiva la primera semana en Varsovia la superé con creces así que creo que no será tan difícil sobrevivir tres meses.