Volviendo a los Orígenes

En este nuevo post me voy a basar un poco en la historia de Varsovia y de Polonia en general y poneros un poco en situación, por lo que vivieron a causa de la guerra.

Para empezar os hablaré del levantamiento de Varsovia, ya que es uno de los momentos que más ha marcado en la historia de la ciudad.

Durante la segunda guerra mundial fue una de las ciudades que más sufrió debido a que quedó destruida en un 90%. Aun así los polacos no se quedaron con los brazos cruzados e iniciaron la reconstrucción de la misma en su totalidad. 

Debido a esta catástrofe podemos considerar a Varsovia como una ciudad “moderna” dentro de lo que cabe, ya que apenas conserva zonas,  calles, edificios, entre otras cosas, de su origen.

Para todo aquel que esté interesado en visitar la ciudad y en saber de su pasado, o por simple curiosidad, os recomiendo visitar el Museo del Levantamiento, ya que está muy bien recreado todo lo sucedió y es bastante entretenido.

Desplazándonos a otra parte del país polaco, nos encontramos con un pueblo llamado Oświęcim, conocido por encontrarse en él, uno de los mayores campos de concentración de todo Europa.

Hoy en día, el campo de concentración Auschwitz, es un espectacular museo en el que puedes conocer, observar y sentir las cosas por las que pasó el pobre pueblo judío  cuando los nazis empezaron a  acabar con ellos.

Auschwitz empezó siendo un lugar donde los nazis llevaban a los judíos haciéndoles creer que iban a un sitio mejor, mientras que ellos no sabían que al cruzar esa puerta se les acababa absolutamente todo.

El campo está  bastante bien conservado, la parte correspondiente a la estructura de los barracones donde los retenían, la cámara de gas donde se deshacían de ellos, los despachos  y lugares donde se reunían los nazis, están tal y como quedaron. 

Pero por dentro han destinado cada edificio a explicar una parte de ese momento de la historia, mostrando con fotografías, objetos conservados, relatos de algunos supervivientes, entre otros, todo lo que sucedió.

También hay edificios destinados a cada uno de los países a los cuales pertenecieron los prisioneros retenidos y cuentan algunas historias reales contadas por familiares o incluso por algún prisionero que consiguió escapar. 

Incluso hay una zona dedicada a los niños, que por desgracia, también tuvieron que sufrir esa situación y hay dibujos que hacían ellos representando lo que vivían o lo que sentían y la verdad que esa zona es una de las más duras.

A unos 3 kilómetros del campo base  (Auschwitz), se encuentran los restos de otro campo llamado Birkenau, este cuenta con una superficie de 175 hectáreas, con más de 300 barracas de las cuales 67 se conservan intactas. Estaba dividido en varias zonas para separar a los prisioneros por sexo y por procedencia.

Hoy en día está casi totalmente destruido, pero aun así puedes visitar toda la superficie que ocupa, y en cuanto te adentras en los caminos (Al menos lo que me sucedió a mi) del campo, notas una indescriptible sensación, ya que al menos yo no me creía que hubieran destinado semejante superficie a hacer algo tan cruel.

Aunque todas las sensaciones que te trasmiten los dos campos son de todo menos sensaciones positivas, creo que está bien que den la oportunidad a la gente, de conocer y poner conciencia de todo lo sucedido.

Porque hoy en día la mayoría de las personas se quejan a la mínima, por sus condiciones de vida, por sus salarios, por sus fracasos laborales o personales. Pero si fueran más conscientes de por todo lo que han tenido que vivir otras personas (y sin ellos decidirlo, si no por cuestión de vida o muerte) y algunas aun así han sabido salir adelante, igual nos empezaríamos a plantear todos las cosas de otra manera.